jueves, 2 de abril de 2009


En cambio, sobre tu pequeño planeta te bastaba arrastrar la silla algunos pasos para presenciar el crepúsculo cada vez que lo deseabas… Un día vi ponerse el sol cuarenta y tres veces! Y un poco más tarde añadiste: -¿Sabes?... Cuando uno está verdaderamente triste son agradables las puestas de sol.
-¿Estabas, pues, verdaderamente triste el dia de las cuarenta y tres veces?
El principito no respondió.


Me encanta sentarme a charlar con vos,
y darme cuenta de qe todavía me quedan
un millón de cosas tuyas por conocer,
que nunca me vas a dejar de sorprender.

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